Cómo afecta el cambio climático en nuestra mente y cuerpo, y qué podemos hacer con ello

Por Lucas Rosso

Porque la crisis ambiental no solo destruye nuestro planeta a mediano (cada vez menos mediano y más corto) plazo, sino que nos juega malas pasadas a nuestro cuerpo y nuestra mente.

Queda cada vez menos tiempo para que los resultados de la acción humana en el planeta sean irreversibles en el medioambiente. Evidentemente no solo la comunidad científica se hace eco de esto, sino también los medios de comunicación se encargan de divulgar de forma accesible, información disponible para tod@s.

 

Ansiedad Climática o EcoAnsiedad

Nuestra mente y cuerpo están conectados, eso es una obviedad. Por ello no podemos dejar de tener en cuenta los cambios y problemas que nos trae la emergencia climática. No solo afecta a quienes han padecido algún tipo catástrofe, sino a aquellos preocupados por el impacto.

Hay algunas encuestas que nos muestran que casi el 75% de los millennials sienten estrés luego de leer noticias acerca del impacto del cambio climático, puesto que es la principal preocupación. Esto no es nada menos que lo que la Asociación Estadounidense de Psicología define como “ecoansiedad”.

Científicos nos dicen que este patrón de emociones negativas asociadas a la preocupación por el impacto climático puede incluir culpa, ira, miedo, dolor o incluso hasta desesperanza. Estas preocupaciones pueden considerarse en un “nivel bajo”.

Sin embargo, y sobre todo en los más jóvenes, estos niveles pueden demostrarse con más intensidad, llegando incluso a afectar en el sueño, en las interacciones sociales o incluso en nuestro trabajo.

Esto coincide con una serie de afecciones físicas, por lo general asociadas con la baja calidad del aire que respiramos, que cada vez son más notorias y cuantificables. Afecciones tales como asma y alergias, enfermedades cardíacas, son solo algunos de los efectos en que podemos ver al corto plazo en nuestro cuerpo.

 

Que pueden hacer las empresas

Si bien los avances de la COP25 han sido bastante criticados casi por la mayoría, uno de los puntos fuertes ha sido el hecho de concentrar no solo los gobiernos, sino a empresas y sociedad civil.

Hace un tiempo creía que solamente los gobiernos debían cargar la responsabilidad de solucionar este problema. Sin embargo, es muy importante poder conocer los factores a que contribuye cada organización. Cada una de las partes puede jugar su papel para contribuir a mejorar la emergencia climática.

Para poder contribuir es fundamental cómo se encaran los negocios. Cada vez más informes y análisis demuestran el potencial de vincular negocios con propósito. Generar valor para todos los stakeholders también genera valor económico. Pero no solo premia con la aceptación de los clientes, sino que genera otros beneficios como: impacto positivo en el ambiente; atracción, retención y expresión del talento; felicidad y salud de las personas que trabajan en ella; entre muchos otros.

En el último año, informes, como por ejemplo de Morningstar, demuestran que fondos sostenibles de inversión han atraído durante los primeros tres trimestres, hasta 3 veces más que los fondos estándar.

En fin, repensar el modelo de negocio que tenemos sin ninguna duda generará un triple impacto: social, ambiental y económico.

 

Qué podemos hacer nosotr@s mismos

Sentirse abrumad@ o impotente puede llevarnos muchas veces a cuestionarnos la eficacia de nuestras pequeñas acciones cotidianas. Es importante que podamos detectar los valores que nos mueven y el propósito por el cual queremos trabajar. Poder contribuir diariamente en ese propósito sin duda aliviará nuestras tensiones y evitará la incoherencia entre lo que deseamos aportar y lo que aportamos.

Cambiar nuestros hábitos de consumo es fundamental. Qué, como, cuanto y dónde consumimos sin duda tiene un impacto en el ambiente. Reducir, reutilizar, reciclar son sin dudas pequeñas acciones que podemos llevar día a día (podemos tener en cuenta también otras R’s como recuperar, renovar o reparar) en nuestro trabajo o nuestro hogar.

Sumarse a acciones que impacten en el medioambiente es muy sencillo, hoy en día muchas plataformas nos muestran donde podemos colaborar y de qué forma, algunos ejemplos:

 

Lo más importante es poder dedicarle el tiempo necesario.

Por último, evita que sea un tema tabú con nuestras personas más cercanas. Escucha, comenta y comparte ideas y opiniones. Siempre es bueno saber que opinan los demás y, de ser necesario, concientiza a los demás sobre la importancia que tienen nuestros pequeños impactos diarios en el objetivo global.

 

Trabajando entre tod@s, sin duda podemos revertir los efectos del cambio climático y vivir en un mundo más sano para tod@s.

 

 

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