El teletrabajo y el nuevo paradigma mundial
Sin haberlo previsto, ni imaginado… Mucho menos planeado. El teletrabajo se ha instalado en nuestra realidad como una norma. Antes lo anhelábamos, lo veíamos como algo casi imposible y luchábamos por ese cambio de mindset.
De un día para el otro y sin tener alternativas, la mayoría de las personas y empresas hemos tenido que teletrabajar y enfrentarnos a muchas cuestiones que desconocíamos, tanto positivas como negativas. Hemos aprendido y nos hemos adaptado rápidamente para seguir adelante con nuestras vidas y nuestros trabajos. Pero, tras la ola más intensa de cambios, creemos oportuno y necesario detenernos a pensar en el nuevo contexto al que nos enfrentamos. Reflexionar sobre sus beneficios, los retos que tenemos y, en definitiva, barajar y repartir de nuevo, con el objetivo de adaptarnos y sacar lo mejor de las personas en este nuevo contexto global (más global que nunca). La flexibilidad laboral también nos impacta en el resto de acciones de nuestra vida.
Algunos datos
Para analizar objetivamente la situación, hemos recopilado algunos datos que demuestran el gran cambio que hemos realizado de un momento para otro.
4,8% de los empleados trabajaban desde casa normalmente antes del COVID-19 en España; luego de la pandemia esta cifra pasó al 34%. En la Unión Europea, la media es mayor: pasó del 5,3% al 40%. Viéndolo desde la perspectiva de las empresas sucede algo similar, el 5% de las empresas españolas permitía a sus empleados teletrabajar antes de la pandemia; en cambio actualmente esa cifra asciende al 40%.
Pero lo más importante es que por primera vez en la historia, la mayoría de los trabajadores y empresas del mundo nos enfrentamos a los mismos desafíos. Independientemente de la cultura local, tod@s hemos experimentado este reto como humanidad. Lo cual configura, en tiempo récord, un nuevo paradigma mundial del trabajo.
¿A qué nos enfrentamos en este nuevo paradigma?
Con un mundo al alcance de nuestro ordenador, las nuevas generaciones dando forma al futuro del mercado laboral y un entorno volátil, incierto, complejo y ambigüo (V.U.C.A. – cómo no iba a salir esta palabra en un artículo de incertidumbre – 😅) hemos de desaprender y aprender la mayoría de los conceptos que conocemos respecto al mundo del trabajo.
En este nuevo contexto, para empezar, el trabajo en sí deja de ser un lugar en particular para convertirse en una actividad que en la mayoría de los casos podemos hacer desde cualquier parte del mundo independientemente de si es solos o en equipo. Ya no predomina lo presencial o la oficina como la mejor forma de desarrollar una labor. De hecho, según una encuesta de Bain & Company, el 68% de los trabajadores españoles afirma ser igual o más productivo trabajando en remoto.
El liderazgo
De ahí surge también la resignificación del liderazgo. En este nuevo contexto, se necesita mucho más que nunca de líderes colaborativos que sientan la responsabilidad de ayudar y estar cerca de sus colaboradores. Que promuevan activamente la comunicación y sean capaces de guiar en circunstancias difíciles. Conocer y comunicar claramente el propósito, tanto de la empresa como de cada uno en el conjunto, es vital y aporta mucha claridad para los momentos en los que todo se nubla. Los líderes en este nuevo contexto han de ser conscientes y saber gestionar las emociones, siendo empáticos para entender también las de su equipo, fomentando el diálogo y la escucha activa al respecto. Y todo eso, en remoto… Menuda tarea ¿verdad?
Según Deloitte los líderes “deben poner especial foco en las cinco “C”: confianza, colaboración, comunicación, contribución y celebrar.” La confianza como “el pilar sobre el cual se sustenta cualquier relación. Asumir la intención positiva. Saber que nuestros equipos están dando lo mejor de sí mismos en estos momentos, dadas las circunstancias.” La colaboración, “impulsando el sentido de pertenencia y contribución a algo más grande que uno mismo”. La comunicación, “comunicándose más y mejor, recordando que esto va de gestionar emociones”. La contribución, “reconociendo las contribuciones colectivas, primero, e individuales después”. Y, por último, celebrar los éxitos (grandes y pequeños) “en estos momentos es clave buscar espacios para ser optimistas.”
El desafío como trabajadores
No sólo los líderes han de trabajar para adaptarse, como trabajadores también nos enfrentamos a un desafío.
Es necesaria mucha autonomía para trabajar de forma individual en las tareas que nos tocan y poder administrar nuestro tiempo y nuestras prioridades sin que nadie nos esté mirando. Poder identificar y gestionar nuestras emociones es otro desafío, ya que la distancia y la falta de contacto presencial pueden generar un sentimiento de desconexión con nuestros compañeros y/o con la empresa, y es importante identificarlo para comunicarlo y trabajarlo a tiempo. A su vez, se necesita dominar determinadas herramientas tecnológicas con cierta agilidad, dado que todo (¡todo!) nuestro trabajo ahora pasará por ahí y muchas veces, será mejor en cuanto mejor manejemos las herramientas. Por último y de la misma forma que los líderes necesitan confiar, como colaboradores hemos de ser honestos y buscar dar nuestro 100% en todo momento.
Equilibrio vida-trabajo
El equilibrio entre vida y trabajo también adquiere un nuevo significado. Con el teletrabajo se desdibuja la diferencia entre el espacio de trabajo y el espacio personal. Según datos de Eurofound, un 24% de los encuestados que teletrabajan manifestó trabajar durante su tiempo libre, mientras que, de los que asisten a una oficina, sólo el 6% trabaja en su tiempo libre. Esto constituye un desafío tanto para las personas, como para las empresas, de destinar esfuerzos a concientizar y generar espacios de desconexión, respeto del tiempo libre y herramientas para facilitar el teletrabajo. Un ejemplo es el caso de Microsoft, quienes ofrecieron a sus trabajadores la posibilidad de trabajar en remoto “para siempre” pero se encargarán por ejemplo de cubrir los gastos de oficina que los trabajadores tengan que asumir para poder realizar su trabajo en remoto.
La selección de personas y la configuración de equipos, un desafío global
Cómo siempre decimos y defendemos, la selección de personas es un elemento clave y estratégico que influye en todos los niveles de la organización. En este contexto, se vuelve un desafío aún mayor dado que tenemos, literalmente, el mundo a nuestro alcance. Si la ubicación geográfica deja de ser una limitación a la hora de encontrar candidatos aptos para nuestra organización, se abre un mundo de posibilidades y desafíos. Podemos encontrar, más que nunca, la persona más indicada del mundo (literalmente). Pero para eso, hemos de saber exactamente qué buscamos y qué es lo mejor para nuestra empresa. Teniendo en cuenta que seleccionaremos y trabajaremos a distancia, se vuelve vital disponer de métodos fiables para evaluar tanto competencias como valores. Se ha acabado la medición de “feeling” (por suerte), en el face to face. Debemos prescindir de él, para encontrar a la persona que mejor se adapte a nuestra organización, a nuestro propósito y a nuestra cultura.
El talento global
Tener el mundo a nuestro alcance no implica solamente que podamos encontrar a la persona más indicada, sino que todas las empresas y organizaciones pueden hacerlo. Además, las personas también tienen el mundo a su alcance y los mejores talentos elegirán, más que nunca, dónde, cuándo y con quien quieren trabajar. En ese sentido, se configura un entorno cada vez más competitivo y democrático respecto a lo que ofrecemos para atraer el mejor talento. Se vuelven fundamentales valores como la verdad, en el sentido de que ya no valen nuestros valores de marca, nuestro “propósito” (en el sentido “marketiniano” del término) o nuestro discurso de employer branding, si no los practicamos en nuestro día a día, si no lo vive y lo siente cada persona, por más lejos que esté.
La flexibilidad es otro de los valores claves a trabajar, ya en 2019 la Global Workspace Survey arrojaba que el 80 % de los trabajadores estadounidenses rechazaría un empleo que no ofreciera trabajo flexible. Cada persona, cada casa, cada familia y cada rol son una situación particular que confluyen cuando trabajamos a distancia. En este sentido hay que poder pensar fuera de la caja, en tod@s los niveles de la organización, para conciliar eso con el cumplimiento de objetivos tanto de equipos como de la empresa en general.
El propósito es otro de los elementos que deberemos trabajar, dado que, entre un propósito económico y un propósito más elevado, con impacto positivo, pocas personas dudarían a la hora de elegir. Y debe ser de verdad, ya no valen los eslóganes: la pandemia nos ha hecho pensar mucho a tod@s sobre quiénes somos y qué queremos hacer con lo que somos. En este nuevo contexto los trabajadores buscan, cada vez más, poder conectar sus propósitos personales con el propósito de la empresa en la que trabajan.
Llegó el momento de superar el proceso de adaptación para comenzar el de reinvención… ¿Estáis listos?
Y recordar, Global talent, One culture 😉
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