La respuesta está en vuestro interior: Cuento de Nasrudín

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Los cuentos de Nasrudín

A raíz del post ‘No tengas miedo a la oscuridad, también publicado por Ethikos 3.0,  algunos de vosotr@s me sugeristeis el profundizar sobre el tema del ‘DARSE CUENTA’ (self-awareness).

Aunque pueda parecer un concepto sencillo os puedo asegurar que, aún después de terminar la formación en Terapia Gestalt – dónde éste es uno de los factores principales – todavía hoy me cuesta el darme cuenta de lo que está pasando en mi interior ‘aquí y ahora’.

¿Os habéis sentido perdidos alguna vez? 

Yo lo estuve durante años. Y no sólo perdida, sino también enfadada y frustada por no ser capaz de tomar decisiones en mi vida. Buscaba las soluciones fuera… libros, consejos de amigos, películas, cursos de autoayuda. No servían para nada.

¿Hacia dónde andar? ¿Por qué me siento así? De hecho… ¿cómo me siento?

Un cuento – de ‘Los cuentos de Nasrudín’ – me ayudó a entender qué es lo que yo estaba haciendo:

Muy tarde por la noche Nasrudin se encontraba dando vueltas alrededor de una farola, mirando hacia abajo. Pasó por allí un vecino:

– ¿Qué estás haciendo Nasrudín, has perdido alguna cosa?- le preguntó.

– Sí, estoy buscando mi llave.

El vecino se quedó para ayudarle a buscar. Al rato, pasó una vecina.

-¿Qué estáis haciendo? – les preguntó.

– Estamos buscando la llave de Nasrudín.

También se quedó a ayudar, junto con otros vecinos que pasaban por allí. Después de buscar durante un largo rato un vecino preguntó:

– Nasrudín, hemos buscado tu llave durante mucho tiempo, ¿estás seguro de haberla perdido en este lugar?

– No, dijo Nasrudín

– ¿dónde la perdiste, pues?

– Allí, en mi casa.

– Entonces, ¿por qué la estamos buscando aquí?

Pues porque aquí hay más luz y mi casa está muy oscura.

Darse cuenta es alumbrar tu casa, es ser consciente – y sin juzgar– de lo que está pasando en tu interior.

Aunque puede parecer algo terrorífico, ya que de repente eres responsable de tu vida, realmente es algo hermoso: dejas de luchar, empiezas a aceptar y a perdonar, ya no estás ciego.

Puedes decidir ser consecuente con tus sentimientos y emociones o puedes decidir no serlo – eso dependerá del momento y situación de cada uno. En cualquier caso, eres tú el que estas decidiendo. Ya no eres un robot, ni un esclavo, ya puedes decidir, eres libre.

No hay una fórmula mágica para aprender a ‘escucharnos’

El aprender a hacerlo requiere entrenamiento: percibir y ser conscientes de lo que pasa en nuestro cuerpo, identificar pensamientos, detectar emociones y, ante todo, no juzgarnos.

¿Y si paramos de correr para empezar a andar?

Tanto en nuestra vida personal como laboral corremos. Todo es para ayer y siempre llegamos tarde. La pregunta es: ‘¿sabes tú hacia dónde corres?’

Si tu respuesta no está clara, quizás es momento de parar de correr.

La humildad pasa por aceptar que quizás estábamos siguiendo un camino equivocado. El amor pasa por perdonarnos y entendernos. La valentía pasa por conquistar nuestro miedo y dar un paso hacia delante.

Y esta vez, sabiendo y decidiendo TÚ hacia dónde quieres empezar a andar.

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