En busca del Equilibrio: ¿Objetivos Organizacionales o Propósito?
A estas alturas del año siempre surge un debate fundamental que ha capturado la atención de líderes y estrategas: ¿cuál debe ser el punto de partida para el diseño y la ejecución de una organización exitosa? ¿Deberíamos enfocarnos primordialmente en la clarificación del propósito, ese núcleo esencial que impulsa la existencia de la organización, o deberíamos sumergirnos de lleno en la formulación de objetivos organizacionales específicos que delineen un camino claro hacia el éxito?
Esta división entre propósito y objetivos no es simplemente semántica; representa una elección estratégica que podría determinar el rumbo y la longevidad de una organización. Mientras algunos defienden la idea de que un propósito sólido guía y da significado a los objetivos, otros sostienen que son los objetivos los que definen y concretan el propósito. En este artículo, exploraremos a fondo esta intersección entre el “porqué” y el “qué” en el contexto organizacional, examinando las implicaciones prácticas y estratégicas de priorizar el propósito frente a la fijación de objetivos y viceversa.
El porqué de la organización
El propósito organizacional, un faro en el horizonte organizacional, trasciende la mera declaración de intenciones para convertirse en la brújula que orienta las decisiones y acciones de una organización. Es el porqué de la organización.
Surgido como una respuesta a la creciente complejidad del entorno organizacional y la demanda creciente de una conexión más profunda con la sociedad, el propósito va más allá de la búsqueda de beneficios financieros. Este concepto comenzó a ganar prominencia en las últimas décadas, a medida que las organizaciones reconocieron la necesidad de definir un propósito más allá de la maximización de utilidades. Un hito clave fue el año 1994, cuando el académico y autor Jim Collins introdujo la noción del “propósito transformador” en su influyente libro “Built to Last“. Desde entonces, numerosos estudios han respaldado la importancia de un propósito claro en la mejora del desempeño organizacional y la atracción de talento.
Cuando Henry Ford aspiraba a que cada norteamericano tuviera un coche, IKEA apostaba por llevar el diseño a todos los hogares y ZARA hacía suya la meta de democratizar la moda, estaban expresando un propósito que va más allá de una gama de productos, un posicionamiento frente a los competidores o un modelo de negocio.
Desde hace varios años, según la encuesta Global Human Capital Trends de Deloitte en 2022, el 79% de los ejecutivos considera que un propósito sólido es esencial para el éxito a largo plazo de una organización, proporcionando un dato concreto que respalda la trascendencia del propósito en el panorama organizacional actual.
El qué de las organizaciones
Los objetivos organizacionales son piedras angulares que dotan de dirección y propósito a una entidad, actuando como catalizadores esenciales para el éxito organizacional.
Su importancia radica en su capacidad para proporcionar una estructura clara y medible a las aspiraciones de la organización, trazando un camino definido hacia el logro de metas específicas.
Estos objetivos no solo sirven como puntos de referencia cuantificables para evaluar el desempeño, sino que también alinean los esfuerzos individuales y colectivos con la visión más amplia de la organización. Además, los objetivos organizacionales actúan como guías estratégicas, orientando la toma de decisiones y la asignación de recursos para maximizar la eficiencia y la efectividad.
En las organizaciones, la fijación de objetivos proporciona la agilidad necesaria para adaptarse a cambios en el entorno, asegurando que la organización no solo sobreviva, sino que también prospere.
En última instancia, la importancia de los objetivos organizacionales reside en su capacidad para transformar la visión abstracta de una organización en una realidad palpable y alcanzable, propulsándola hacia el crecimiento sostenible y el cumplimiento de su misión fundamental.
La estrategia de unión entre objetivos organizacionales y propósito
La alineación estratégica entre el propósito y los objetivos organizacionales no solo es una decisión estratégica, sino una fuente inagotable de significado y prosperidad para las organizaciones.
Cuando el propósito y los objetivos están entrelazados de manera coherente, se desatan una serie de beneficios que trascienden el ámbito financiero. Alinear ambos conceptos brinda a la organización una brújula moral, garantizando que cada objetivo perseguido contribuya a la realización de la misión fundamental.
Este enfoque ético no solo fortalece la reputación, sino que también crea un vínculo más profundo y auténtico con los colaboradores, los clientes y la sociedad en general.
Además, la coherencia entre propósito y objetivos genera una cultura organizacional robusta, inspirando a los colaboradores al ofrecer un sentido de pertenencia y contribución a algo más grande que ellos mismos.
En términos prácticos, una estrategia de alineación facilita la toma de decisiones estratégicas y fomenta la adaptabilidad organizacional, ya que cada objetivo se evalúa en función de su contribución al propósito perdurable.
En última instancia, la conjunción de propósito y objetivos no solo maximiza el valor organizacional, sino que también sienta las bases para un impacto duradero y positivo en la sociedad.
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¿Con qué desafíos nos encontramos?
Aunque la alineación entre propósito y objetivos organizacionales puede ser esencial, no está exenta de desafíos que requieren una gestión cuidadosa para asegurar el éxito a largo plazo.
Uno de los desafíos más prominentes radica en la necesidad de mantener la coherencia a lo largo del tiempo. Los cambios en el liderazgo, la evolución del entorno organizacional y las presiones económicas pueden provocar desviaciones en la interpretación y ejecución del propósito, desafiando la continuidad de la visión original.
Además, la formulación de objetivos específicos y medibles que contribuyan al propósito sin comprometer la ética o la sostenibilidad a menudo representa un desafío complejo.
Otro desafío clave es el equilibrio delicado entre los objetivos financieros y los objetivos sociales o ambientales. La presión por generar beneficios a menudo puede entrar en conflicto con las metas orientadas hacia la responsabilidad social corporativa, exigiendo un enfoque estratégico para integrar ambos conjuntos de objetivos sin sacrificar uno u otro.
Además, la comunicación efectiva y la internalización del propósito a todos los niveles de la organización son desafíos importantes, ya que la falta de comprensión y compromiso puede debilitar la ejecución de los objetivos.
Finalmente, la medición del progreso y el impacto en términos tangibles puede ser un desafío, especialmente en áreas como la responsabilidad social y la sostenibilidad. La necesidad de métricas claras y sistemas de seguimiento eficaces se vuelve crucial para evaluar la efectividad y la contribución real de los objetivos al propósito organizacional. En conjunto, abordar estos desafíos implica un enfoque estratégico integral que equilibre la ambición organizacional con la responsabilidad social y ambiental.
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No hay objetivos sin propósito y viceversa
En conclusión, queda patente que, si bien las organizaciones persiguen de manera innegable beneficios económicos y objetivos ambiciosos, estos logros sustentables y significativos solo se materializan cuando se encuentran arraigados en un propósito organizacional sólido.
El propósito actúa como el hilo conductor que da dirección y significado a cada esfuerzo y decisión organizacional, proporcionando una guía moral y una brújula estratégica. Mientras los objetivos financieros y las metas ambiciosas impulsan el crecimiento y la competitividad, es el propósito el que infunde autenticidad a estos logros, creando una conexión más profunda con los stakeholders y la sociedad en general.
La integración armoniosa de propósito y objetivos no solo fortalece la cultura organizacional y la reputación, sino que también sienta las bases para una resiliencia a largo plazo y una contribución positiva al entorno global.
En última instancia, es la síntesis inteligente de beneficios económicos, objetivos ambiciosos y un propósito intrínseco lo que define a las organizaciones visionarias capaces de trascender los límites y dejar un impacto duradero en el mundo.
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By Alexandra Guldberg – Marketing manager
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