Las mujeres están cambiando las empresas
El empoderamiento femenino presenta grandes beneficios para el rendimiento laboral
Las empresas están cambiando poco a poco, apostando cada vez más por liderazgos femeninos y su empoderamiento. Aunque aún queda un largo camino por recorrer y no todos los países están en el mismo punto. De hecho, hay zonas del mundo donde ser mujer supone no tener oportunidades de ningún tipo.
Pero, antes de continuar, cabría definir qué es el empoderamiento, os mostramos la definición según Naciones Unidas, por si algún lector quiere aclarar conceptos: para la ONU, el empoderamiento es lo siguiente; “Proceso mediante el cual tanto hombres como mujeres asumen el control sobre sus vidas: establecen sus propias agendas, adquieren habilidades (o son reconocidas por sus propias habilidades y conocimientos), aumentando su autoestima, solucionando problemas y desarrollando la autogestión. Es un proceso y un resultado.”
Promover la igualdad y la equidad no es tan solo lo correcto, sino que también es una práctica que beneficia a las empresas en el plano material. Una participación plena de las mujeres representa un avance para toda la sociedad y, por consiguiente, una mejora en las condiciones de vida para todos.
El empoderamiento supone una ventaja económica para las entidades. Según este estudio, las compañías que tienen tres o más mujeres en plantilla con funciones superiores de dirección ven un aumento significativo en la eficacia de la organización.
Muchas organizaciones se definen como feministas, pero solo de cara a la galería
Prácticamente el 70% de las empresas en la actualidad dicen estar comprometidas con la igualdad de género. Eso indica el siguiente informe; Women’s Empowerment and Business: 2022 Trends and Opportunities realizado por Naciones Unidas. Una cosa es que una entidad se identifique a sí misma como defensora del empoderamiento femenino, pero de ahí a que realmente lo apliquen hay un trecho.
Lo cierto es que son ellas las que siguen sufriendo más dificultades para la conciliación familia/trabajo, además de fenómenos como la brecha salarial y el techo de cristal. Pese a que las mujeres cada vez demuestran más la mejora que suponen como líderes, aún siguen si ser valoradas en su justa medida. Este estudio de McKinsey lo demuestra con un análisis profundo.
De acuerdo con el dossier Global Gender Gap del 2021, realizado por el Foro Económico Mundial, la mitad de la fuerza laboral está conformada por mujeres. Pero tan solo una de cinco veces los altos cargos de responsabilidad están ocupados por ellas. Aún queda mucho por hacer y empresas y gobiernos deben seguir trabajando en ello.
Los beneficios que trae la diversidad de género
Las empresas que no tienen en cuenta a las mujeres están renunciando al talento y capacidades de la mitad de la población. Un lugar de trabajo con diversidad de género es sinónimo de aumento de productividad y resultados.
Por otro lado, también es evidente el incremento de perspectivas y puntos de vista, arraigados en experiencias vitales distintas y complementarias. Tener enfoques múltiples siempre será mejor a la hora de tratar de resolver un problema o generar nuevas ideas.
Diversas investigaciones afirman que ellas, por regla general, tienen una mayor habilidad colaborativa. En parte esto es gracias a su inteligencia emocional, más desarrollada que la de los hombres. Generalmente, los grupos de trabajo en los que hay más mujeres suelen disfrutar de una mejora sustancial en el respeto a los turnos de palabra y a la diversidad de opiniones.
Por otro lado, un beneficio evidente que suele pasar desapercibido es el de la retención. Las empresas con una cultura inclusiva y diversa presentan números mucho más bajos en rotación laboral, lo que supone un gran alivio económico.
Haciendo hincapié en la economía de las organizaciones, la consultora McKinsey señala que las empresas diversas en género muestran hasta un 21% más de rentabilidad que sus contrapartes, además de mejorar la propuesta de valor de la empresa una de cada tres veces.
Asimismo, MSCI indica en este otro informe que las corporaciones con mayor porcentaje de mujeres en los consejos de administración muestran un considerable crecimiento económico y de productividad.
La promoción de la igualdad entre hombres y mujeres en empresas genera una mejor atracción de talento, lo que se traduce en organizaciones más capacitadas. Esto es muy importante, teniendo en cuenta que estamos en plena War for Talent. Artículos como estos (1–2) de la Universidad de Harvard refuerzan todo lo anteriormente dicho.
Las trabas siguen estando ahí
Pese a toda la evidencia antes mostrada sobre los beneficios de la paridad de género, lo cierto es que ellas siguen sufriendo situaciones discriminatorias en muchos contextos profesionales. Según la revista de negocios Fortune, tan solo el 8% de los CEO de las empresas más grandes a nivel global son mujeres.
En relación con las trabas que sufren, un dato relevante es la dedicación a cuidar de la familia y personas dependientes. Las mujeres destinan mucho más tiempo a los cuidados que los hombres. Al día, la diferencia puede ser de hasta cinco horas entre labores domésticas y diversas atenciones. Por ejemplo, en España, los hombres le dedicaban de media 23 horas a la semana al cuidado de hijos y 14 al cuidado a personas mayores de 75 años. Las mujeres, 38 y 20 horas respectivamente. Tan solo están igualados en las horas de atención a los nietos, con 16. Como vemos, las diferencias son muy grandes, y eso que España es uno de los países más equitativos en este aspecto, los números en la UE son peores aún para ellas. En otras zonas del mundo la diferencia es simplemente vergonzante.
Las mujeres, líderes más preocupadas por sus empleados
Algo que pocas veces se nombra es la opinión que tienen los trabajadores sobre el tipo de líder que prefieren. La evidencia muestra que la equidad de género mejora la satisfacción laboral de hombres y mujeres.
Haciendo alusión de nuevo a McKinsey, el porcentaje de empleados que confirma que se ha sentido apoyado y ha recibido ayuda por parte de su mánager/jefe aumenta mucho si esta posición directiva la ocupa una mujer.
Comparadas con su contraparte masculina, ellas son el doble de proclives a fomentar el DEI (diversidad, equidad, inclusión) en el trabajo. Ejemplos de esta forma de proceder podrían ser: contratar a grupos subrepresentados, organizar eventos con los miembros del equipo, apoyar a iniciativas ERG en la empresa (Employee Resource Groups), aplicar políticas contra la homofobia, promover nuevas oportunidades para las personas racializadas y, en general, a la lucha activa contra la discriminación.
Teniendo en cuenta lo anteriormente dicho, nos gustaría conocer vuestra opinión. ¿Creéis que el liderazgo femenino está infravalorado? ¿Estamos en el camino correcto como sociedad?
Por: Sergio López – Digital Content
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