Recomendaciones prácticas para la gestión de la depresión
La depresión es la principal causa de las bajas laborales en todo el mundo y, como seguro os imaginaréis, la situación actual derivada de la crisis del COVID 19 va a incrementar estos casos.
El COVID ha cambiado nuestra realidad. Se están viviendo historias desgarradoras, momentos de mucha tensión, tristeza y miedo, mucho miedo. Esto va a pasar factura, sin duda.
Ya antes del COVID un informe reciente de Blue Cross Blue Shield demostraba que la depresión está aumentando a un ritmo muy elevado, y mucho más rápido aún para los millennials y adolescentes que para cualquier otra generación.
Aún así, y sabiendo el impacto que este tipo de trastornos tiene en las personas, salud y empresas, vemos a menudo que se trata este tema como algo tabú, tanto por parte de las personas afectadas (que no sienten el espacio o la confianza para hablar de cómo se sienten) como de las empresas y responsables (en las que en la mayoría de veces ni se dan cuenta de que algo pasa hasta que baja el rendimiento de alguien o hay una baja laboral).
La humanidad evoluciona a base de saltos inesperados y el COVID nos ha llevado a vivir uno de estos cambios. Nuestro paradigma social y laboral ya no van a ser lo que eran.
Hace tiempo que en Ethikos trabajamos con empresas que quieren adaptarse y transformarse en empresas con sentido, donde ya no sirve el excesivo control, sino la confianza y la empatía, abriendo y promoviendo espacios para la vulnerabilidad y emociones.
Una parte esencial para andar hacia estas Meta-empresas® es el liderazgo, aún más si hablamos de cómo tratar los casos de personas con depresión para ayudarlas a recuperar la salud y sentirse seguras en sus lugares de trabajo.
Aquí algunas recomendaciones para managers orientadas a saber gestionar a personas con depresión, inspirada en artículos de Harvard escritos por Kristen Bell DeTienne, Jill M. Hooley, Cristian Larrocha y Annsheri Reay.
Aprender sobre la depresión y sus síntomas
Sería ingenuo pensar que alguien que está pasando por un momento tan difícil vaya a hablar con el área de Personas; lo que sí es más probable es que la persona o alguien del equipo comparta con el mánager la situación que se está viviendo. De ahí la importancia que los managers sepan reconocer un estado de depresión y sus síntomas, los cuales incluyen pérdida de interés, disminución de la energía, sentimientos de baja autoestima o control, trastornos del sueño y/o falta de concentración. Entendiendo los síntomas y reconociéndolos, podremos anticiparnos y ofrecer la ayuda que la persona pueda necesitar.
Permitir un horario flexible (cuando sea posible)
El COVID nos ha demostrado cómo de flexibles podemos ser en cuanto a horarios y trabajo remoto. Últimos estudios de la global ‘WorkPlace analytics’ ya demuestran que esta flexibilidad aumenta la productividad, el compromiso y la fidelización. En este nuevo escenario ya no nos vale un trabajo de 9 a 18h inamovible, menos aún para una persona que está sufriendo un trastorno depresivo y que puede tener, por ejemplo, problemas de sueño. ¡Los estudios lo respaldan! Flexibilizar horarios y apostar por la confianza puede ayudar mucho en estas situaciones. Aún así es importante mantener una estructura de horarios, así como asegurar que la persona no pierde la interacción y relación con sus compañeros y equipo. Esto sólo favorecería la sensación de aislamiento y desgana.
Simplificar el trabajo
La depresión puede afectar a la función cognitiva, hecho que puede hacer que las personas deprimidas puedan sentir su trabajo como algo abrumador. Podemos ayudar a estas personas en la gestión de sus tareas, dividiendo grandes proyectos en tareas más pequeñas, claras y asequibles. Esto permitirá asumir retos y conseguir pequeños éxitos de manera mucho más frecuente. La depresión afecta a cómo procesamos nuestros éxitos, así que el refuerzo positivo y reconocimiento de un buen trabajo va a ser muy importante para aumentar la confianza.
Reducir plazos
Demasiados plazos pueden ser abrumadores para cualquiera. Además, aquellas personas que sufren de depresión a menudo tienen pocas expectativas sobre su capacidad para lidiar con situaciones estresantes. Las investigaciones confirman que, reduciendo los plazos de grandes proyectos en tareas pequeñas, con deadlines más a corto plazo, va a ayudar a reducir las emociones negativas de las personas con depresión.
Foco en lo positivo y reducción de críticas
La depresión hace que se magnifiquen los errores y amenazas así que, en lugar de destacar aquello que no ha salido bien (lo cual minimiza la capacidad de activar neurocircuitos de control de emociones negativas), es mucho mejor concentrarse en apoyar y celebrar los pequeños éxitos. Por otro lado, va a ser muy importante que expliquemos a la persona el propósito y utilidad de su trabajo, creando un compromiso más elevado que la tarea en sí ¿Recordáis el cuento de la catedral? ¡Pues eso! Tendremos que explicar que el objetivo no es picar piedra, sino construir una catedral.
Inspirar y facilitar
Hacer frente a la depresión es difícil, no solo para la persona con depresión sino también para aquell@s con quienes interactúa. Por lo tanto, es importante poner atención en tus propios sentimientos. En primer lugar, es importante recordar que la persona con depresión está lidiando con síntomas que hacen que todos los días sean difíciles. Esto no es sobre tí. Se trata de cómo, desde tu rol, puedes ayudar a esta persona y, a la vez, a tu equipo y empresa.
¡Sé proactiv@!
Ante situaciones así es importante ofrecer aquellos recursos que puedan ser necesarios. Un ejemplo son los ‘Employee Assistance Programs’ (EAPs), programas orientados a ayudar a las personas de las empresas con problemas personales y/o relacionados con el trabajo para potenciar el rendimiento, la salud y el bienestar mental y emocional.
En Ethikos tenemos experiencia diseñando este tipo de programas y, sinceramente, son un recurso inestimable para personas que, tras haber vivido situaciones complejas, pueden encontrar ese apoyo necesario en su lugar de trabajo.
Sabemos que las emociones no expresadas tienen efectos nocivos para la salud y el bienestar. También que hoy, más que nunca, necesitamos un espacio y/o recursos en las organizaciones para facilitar la expresión de las emociones y sentimientos.
Sabiendo esto, imaginaos lo vital que va a ser el formar a nuestros líderes a acompañar la expresión de estas emociones intensas, vividas durante el estado de alarma.
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