La jornada laboral de cuatro días, ¿buena o mala idea?
Es un tema recurrente durante los últimos meses, muchos países lo están probando, pero aún no hay nada claro
La jornada laboral de cuatro días es un sueño para muchos. Algo completamente irreal para otros. ¿La veremos? ¿Cuánto tardará en imponerse, si es que lo hace? Es difícil responder a esto, pero trataremos de hacerlo en las siguientes líneas.
El quid de la cuestión es; ¿se puede hacer lo mismo en menos tiempo? Muchos defienden que sí, pero en el fondo esa afirmación es más un deseo que una realidad.
La organización sin ánimo de lucro conocida como 4 Day Week Global afirma que es posible. Según ellos, la regla del 100-80-100 puede cumplirse. Es decir, 100% del salario, 80% de horas de trabajo, 100% de productividad. Si esto se logra, será un gran avance para la calidad de vida de millones de personas. ¿Será posible? Está por ver.
Mejor conciliación no significa más productividad. Son dos conceptos diferentes y, por tanto, uno no tiene correlación con el otro. Evidentemente esto no quita la importancia de ambas, pero hay que ser conscientes de que no es algo que se pueda dar por sentado y es preciso analizar cada caso en concreto. Por ello también queremos examinar los beneficios y desventajas que puede traer la implementación de esta jornada reducida.
Cuestión de futuro
Es muy posible que esta modalidad acabe instaurándose en el futuro. Dejando a un lado la parte de conciliación y de bienestar social, que no es que la olvidemos, pero habrá otro factor que sí que será definitivo. Ese agente del cambio creemos que será la desaparición de muchos trabajos que ahora realizan humanos y que en el día de mañana serán desempeñados por robots y/o inteligencias artificiales. Es algo que para 2030 ya se espera que esté normalizado.
Por tanto, sí, muchos de los trabajos de ahora en unos años no existirán. Por ejemplo, taxistas, conductores de autobús o ferroviarios. Es de esperar que los vehículos acaben siendo plenamente autónomos. También está el caso de los dependientes de tienda o incluso camareros, es muy posible que su servicio esté sustituido por máquinas. ¿Es algo seguro? No, porque se pierde una parte muy importante del trato con el cliente, la humanización. Pero es muy posible que ese sea el futuro que nos espera. Otro ejemplo podría ser el de trabajos como administrativo y secretario o, incluso, el de obreros especializados y mozos de almacén. Todos, presumiblemente, serán sustituidos por robots e IA’s.
La jornada de cuatro días ayudará a combatir el incremento de paro que se dará. Básicamente, las empresas se verán obligadas a contratar a más personas (si se disminuye por ley el límite de días/horas a la semana), algo que será de vital importancia para la sociedad del futuro, en caso contrario podríamos encontrarnos con una crisis social de magnitudes épicas. Por tanto, no es ninguna locura decir que habrá que modificar la jornada laboral para que no haya un número inabarcable de personas desempleadas. por eso también va cogiendo fuerza esta tendencia y los gobiernos van iniciando pruebas. ¿Queda mucho para esto? Sí, posiblemente décadas.
Los beneficios que traería
Los trabajadores innovan en su forma de acometer las tareas a realizar para así poder cumplir con los plazos. Por ejemplo, según el estudio de la Universidad de Auckland, se hacen más cortas las reuniones de equipo, se utilizan más llamadas telefónicas y mensajes instantáneos que videollamadas, o, también, se reduce el tiempo que los trabajadores emplean en utilizar redes sociales o internet para asuntos no relacionados con el trabajo.
Según la doctora Helen Delaney, directora del proyecto, muchos empleados ven la reducción como un regalo/privilegio, lo que los lleva a actuar de buena voluntad y mejorar su rendimiento. Aumentando, por el camino, el sentimiento de pertinencia para con su organización. La mejora de producción se vio acompañada de una mejor salud mental para los empleados objeto de estudio, que consiguieron una conciliación laboral/social con la que ni siquiera soñaban.
Por otro lado, también indican que, al tener un día más de descanso, los empleados llegan al trabajo con la “energía recargada” lo que también les ayuda a desempeñar mejor sus labores.
Por su parte, Enric Normdedéu, secretario autonómico de empleo de la Comunitat Valencia e impulsor de la iniciativa para ayudar a las empresas que quieran aplicar la reducción de jornada., ha insistido en que trabajar 32 horas ayudará a reducir el gasto energético, favoreciendo el ocio y el consumo, ayudando a su vez a generar un mayor bienestar social y a incrementar la productividad. En sus mismas palabras: “Si puedes trabajar más cerca de casa, sin consumir tanta energía y menos transporte, es una ventaja global que beneficiará a todos.”
Las desventajas
Lo cierto es que esta medida no es productiva para todas las empresas. Hay muchos factores en juego, como el sector, horarios operativos, clientes… Incluso depende de la persona, no todo el mundo rinde de la misma manera. Puede que haya sujetos que sean más productivos en cuatro días a la semana y otros, al contrario. Generalizar lleva al error.
Hay organizaciones que lo han intentado y no les ha salido bien. Puede representar una serie desventaja competitiva frente a la competencia y llevar a una significativa disminución de la productividad.
Seguramente la clave será saber si las empresas podrán soportar el cambio. La respuesta a esta pregunta es difícil y posiblemente vaya cambiando en el tiempo. Otro tema es si las personas estarían dispuestas a trabajar un día menos, pero reduciendo parte de su sueldo (en el caso de que no se mantengan los salarios). Algunos sí estarían dispuestos debido a la calidad de vida que ganarían, otros no, muchas personas no podrían afrontar esa disminución retributiva.
Si los gobiernos no legislan al respecto e “imponen” la jornada de cuatro días, es evidente que muchas entidades seguirán con el horario clásico. Por tanto, pueden tener una ventaja considerable respecto a las corporaciones que sí que apuesten por la jornada reducida. No es una ciencia exacta, pero tampoco sería sorprendente, llegado el caso. Además, muchos empleados verían cómo aumenta desmesuradamente su carga de trabajo, teniendo que hacer las labores de cinco días en cuatro. Con una optimización del tiemplo empleado, no habría problema, pero esos ajustes no siempre serán factibles. En algunos sectores, directamente, será imposible. En ciertos empleos, si no estás presencialmente, no puedes adelantar trabajo, como, por ejemplo, un camarero, un masajista o un dependiente.
Lo están probando
El Gobierno de España, a través del Ministerio de Industria, ha puesto en marcha un proyecto para que más de 150 empresas pongan a prueba el sistema de 4 días laborales a la semana. La idea es que estas organizaciones descubran si la productividad se mantiene o no y en qué escala. Se hará sin rebaja salarial y el estado aportará como ayuda entre 2.000 y 3.000 euros por trabajador a cada empresa adherida al programa. Está por ver si la reducción del tiempo de trabajo será asumible para las entidades y en qué medida esto afectará a su productividad.
Este proyecto fue acordado por el Gobierno con Más País, el partido de Íñigo Errejón. El político aseguró que en el año 2050 la jornada laboral española será de 35 horas y no 40. En vista de que quedan 30 años para esto, no podemos decir que sea un plan muy ambicioso.
2050 queda muy lejos, para esas fechas el paradigma del trabajo ya habrá cambiado radicalmente y España tendrá que haberse adaptado. No parece que vayamos a ser pioneros en la materia, lo más probable es que acabemos siguiendo las directrices de la UE, por lo que la cifra de “2050” seguramente quede en nada.
A nivel internacional, hay diversos países que han implementado la jornada o que, como mínimo, han iniciado pruebas, os dejamos algunos ejemplos interesantes:
Islandia
El país nórdico implementó durante cuatro años (2015-2019) un proyecto de prueba en 100 lugares de trabajo, implicando a más de 2.500 empleados. Dicho ensayo, realizado en el ayuntamiento de la capital, Reykjavik, obtuvo gran popularidad entre los sujetos objeto de estudio. Este año, en pleno 2022, han vuelto a implementar la jornada de cuatro días. El éxito fue total tanto a nivel de rendimiento como de bienestar de los trabajadores.
Nueva Zelanda
Este fue uno de los primeros países en realizar pruebas de este tipo. Diversas empresas, a partir de 2018, implementaron la jornada laboral de cuatro días. Perpetual Guardian fue la primera y aseguró que el experimento había salido bien. Según la Universidad de Auckland, la más grande de Nueva Zelanda, los sujetos que gozaron de la reducción de jornada acabaron rindiendo con la misma productividad, pero sufrieron de mucho estrés durante las primeras semanas. Ese malestar fue superado eventualmente y compensado con creces debido al incremento de tiempo libre y lo que esto supone a nivel de conciliación familiar.
Japón
El país del sol naciente ha visto cómo dos gigantes tecnológicos, Microsoft y Panasonic, han probado la jornada de cuatro días laborales. La entidad fundada por Bill Gates aumentó en un 40% su productividad y en un 39% las ventas. Además, redujeron los gastos de electricidad en un 23% y un 59% en impresión de páginas en papel. Unas cifras increíbles.
Fue el mismo gobierno de la nación el que instó a las empresas japonesas a impartir la semana laboral reducida, debido a la escasa conciliación laboral que existe en el país nipón y el estrés que esto produce entre empleados. Además, el mismo primer ministro defendió que esta medida impulsaría la economía nipona. No se equivocó.
Reino Unido
El mayor experimento hasta el momento se dará en tierras británicas. La organización ‘4 day week global’ pondrá en marcha el proyecto, que implicará a 73 empresas de UK, siendo más de 3.000 empleados los afectados por dicho experimento.
El principal objetivo de la investigación será descubrir qué tipo de reacción tienen los trabajadores a los cambios que supone la semana laboral reducida. Si tienen más estrés, si su nivel de energía cambia, los ciclos de sueño, la satisfacción laboral, la afectación a la salud…
La entidad en cuestión también impulsará esta iniciativa en otros países del mundo anglosajón: Estados Unidos, Australia y Canadá probarán la jornada de cuatro días entre 2022 y 2023.
Un futuro incierto
También hay empresas que presumen de implementar la jornada laboral de cuatro días, pero luego, en el fondo, no lo hacen. Como, por ejemplo, reconocidas marcas de ropa que ofrecen la semana reducida a los empleados de oficina, pero, en cambio, los que están en tienda trabajan seis.
Creemos que aún queda mucho por avanzar y que la correcta utilización de la tecnología permitirá optimizar muchas tareas, motivo por el cual será más fácil conseguir este objetivo. Pero depende de factores muy diversos. No todas las empresas son iguales, ni siquiera los puestos de trabajo. Ni tampoco las personas, hay trabajadores que funcionarán mejor en cuatro días intensos y otros que les irá fatal. No se puede generalizar con un tema tan complejo. No es lo mismo la cultura del trabajo en Japón que en España, por poner un ejemplo.
Lo que sí que parece claro es que el cambio del paradigma del trabajo obligará a replantearse muchas cosas, incluida la semana laboral. Cuando desaparezcan millones de puestos de trabajo debido a la implementación de robots/IA, es posible que la reducción de la jornada sea una de las medidas implementadas para que haya más personas trabajando. Es difícil de prever, pero la tendencia parece que irá en esa dirección.
Por: Sergio López – Content Creator
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