The Great Resignation, la gran renuncia de los trabajadores en Estados Unidos
La Gran Dimisión o la Gran Renuncia es un fenómeno que está haciendo tambalear la economía estadounidense e iniciando un presumible cambio en la cultura del trabajo de su sociedad. Esta tendencia económica se caracteriza por la dimisión en masa de un gran número de empleados, empezó a inicios del 2021 y principalmente está ocurriendo en Estados Unidos.
El término “The Great Resignation” fue acuñado por Anthony Klotz, quien predijo este éxodo masivo en mayo del 2021 y es profesor de Administración de Empresas en la Universidad A&M de Texas. El origen del fenómeno, a grandes rasgos, se entiende como una respuesta a la pandemia del COVID-19, a la incapacidad del gobierno norteamericano para proveer suficiente protección para los trabajadores y al estancamiento en los salarios a pesar del aumento del costo de vida.
Números históricos
En septiembre se produjo una cifra récord en renuncias de trabajo en Estados Unidos: 4,4 millones de personas dejaron sus empleos, prácticamente un 3 % del total de la masa laboral estadounidense. Por si fuera poco, el mes anterior ya había sido el de mayor número de dimisiones (4,3 millones) desde que estas se comenzaron a contabilizar en el año 2000. La tendencia se inició en abril, cuando cuatro millones de personas abandonaron por voluntad propia sus puestos de trabajo, esta línea de alrededor de cuatro millones de ceses voluntarios al mes se ha seguido manteniendo en octubre y noviembre.
Además, la baja en muchas ocasiones no viene acompañada de la búsqueda de empleo, por lo que hay un gran número de personas que directamente salen de la población activa, esto, en última instancia, altera el mercado laboral y genera cuellos de botella en la contratación. Por consiguiente, se oprime la economía de los Estados Unidos, puesto que la falta de empleados se une a la creciente tendencia consumista, creando una escasez que hace que aumenten los precios de todo tipo de productos. Por ejemplo, la carne ha subido un 13% y la gasolina un 42% (aunque en el caso de la gasolina hay otros factores a tener en cuenta, sobre todo geopolíticos).
La Gran Renuncia existe en todas las escalas sociales, pero sobre todo se da en las profesiones peor pagadas. Sectores como el comercio o el transporte sufren una notable escasez de mano de obra. Tan solo basta con pasarse por un gran almacén: colas interminables, escasez de productos y un gran número de cajas cerradas, no hay ni cajeros para atender a los clientes ni transportistas para que las mercancías lleguen al rito de la demanda. El desabastecimiento, en cierta medida, está paralizando la economía estadounidense. Es ya célebre la frase que Joe Biden dirigió a los empresarios que se quejan de este fenómeno: “Pay them more!”, es decir, “¡Páguenles más!
El cambio de mentalidad es evidente; ZipRecruiter (similar a Infojobs pero utilizado en USA) aseguró que el 62% de los empleados del país se han planteado recientemente cambiar de trabajo. La movilidad en los empleos está volviendo al mercado laboral norteamericano, aún no se ha llegado a la situación de las décadas de los 60 y 70, pero parece que tarde o temprano se volverá a esa situación, dejando atrás el estancamiento laboral que empezó en los años 80 con la población quedándose en empleos insatisfactorios por miedo a quedarse desamparados al no poder encontrar otro.
Las predicciones económicas no esperan que esta tendencia cambie, dando por hecho que seguirá aumentando la escasez de mano de obra en los próximos meses, empeorando con esto incluso más los continuos retrasos en la cadena de suministros.
Diferentes lecturas
Durante un tiempo ha habido una corriente de pensamiento que defendía que esta tendencia se debía al “grifo abierto” que el Gobierno federal daba a sus ciudadanos –como los cheques mensuales de miles de dólares–, aumentando con esto la desmotivación y la desidia para trabajar.
Estas opiniones venían defendidas sobre todo por los más conservadores e incluso llevó a varios Estados gobernados por republicanos a pedir a Joe Biden el cese inmediato de las ayudas. Pero lo cierto es que los subsidios de desempleo finalizaron en septiembre y la tendencia no ha cambiado: los trabajadores se han plantado. Tampoco les sirvió para revertir la situación cancelar prematuramente las ayudas a los Estados que lo hicieron, las estadísticas de crecimiento de empleo siguieron siendo las mismas que en el resto del país.
Por otro lado, el consenso general entre los expertos es que se está viviendo una creciente valoración del trabajo, exigiendo una subido de salarios y más garantías de flexibilidad. Los trabajadores se están empoderando, algo que explica que también esté al alza el movimiento sindical estadounidense, que se encuentra en su punto más alto desde los años 60 y lleva un tiempo organizando potentes huelgas y manifestaciones. En esta línea hubo una fuerte reacción contra las grandes corporaciones, que aumentaron considerablemente sus ingresos en la pandemia sin que eso se tradujera en unas mejores condiciones para sus empleados (en muchos casos, sin seguridad suficiente en medidas sanitarias).
Hay que tener en cuenta también que una gran parte del tejido activo del país se encuentra hastiado de las condiciones en las que trabaja. Las jornadas laborales en Estados Unidos se han caracterizado en las últimas décadas por ser largas y ofrecer muy poco tiempo libre, además, en muchos trabajos los empleados prácticamente no tienen vacaciones, algo bastante más acentuado que en la mayoría del resto de países desarrollados. Los que más sufren son los que ocupan puestos precarios – sobre todo las personas racializadas – y están sometidos a continuos cambios en sus jornadas, impidiéndoles la conciliación laboral y familiar.
Otro de los grandes motivos para La Gran Renuncia son los cuidados, siendo las principales afectadas las mujeres. La atención a hijos y ancianos dificulta mucho la conciliación con el trabajo, así como el temor a contagiarse trabajando y posteriormente pasárselo a miembros de la familia que sean de alto riesgo. No hay que olvidar que en la pandemia las diferencias entre hombres y mujeres se han vuelto a acentuar, ellas han dejado el mercado laboral el doble que ellos.
Las entrevistas de salida –algo que se da con frecuencia en USA y las empresas utilizan para saber los motivos por los que sus empleados dejan voluntariamente el empleo– ponen de manifiesto lo expuesto anteriormente: la sociedad ha pasado por un proceso colectivo de incertidumbre económica y personal y eso ha llevado a muchos a replantearse su vida. Con frecuencia hay trabajadores que necesitan contratar un cuidador para sus personas dependientes y no sale a cuenta pagar a alguien para ello teniendo en cuenta el escaso sueldo que ellos mismos ganan trabajando fuera de casa. Eso, sumado a unas perspectivas laborales sin flexibilidad ni garantías de protección, hacen que el fenómeno cada vez se extienda más.
Cambio de modelo
Es un hecho que La Gran Renuncia está cambiando el paradigma del mundo laboral, muchas personas ahora priorizan encontrar un trabajo que encaje con sus vidas, en lugar de cambiar sus vidas para que encajen con el trabajo. Los ciudadanos estadounidenses están empezando a reorganizar sus prioridades, exigiendo mejores condiciones y retribuciones. La pandemia ha supuesto un shock para todo el planeta y medidas como el teletrabajo o la enseñanza a distancia han venido para quedarse, probablemente evolucionando hacia un formato híbrido.
La realización personal cada vez se proyecta menos en la carrera profesional, algo que venía siendo común en la cultura estadounidense, el trabajo ya no es la prioridad para muchos
ciudadanos, por lo que podríamos estar hablando de una remodelación de la cultura del trabajo. Las reglas del juego parecen haber cambiado, la pandemia ha servido como un fenómeno vertebrador de la concienciación social en cuanto al trabajo y la relación que tiene cada ciudadano con este.
Se están formando nuevos consensos respecto a los mínimos exigibles a las empresas y sus condiciones laborales, pero también a los gobiernos y a sus políticas públicas. La idea de que hay que fomentar la protección del trabajador y mejorar el equilibrio entre vida y empleo está cogiendo fuerza y no parece que este sentimiento colectivo vaya a decaer.
Es cierto que no todo el mundo puede permitirse dejar el trabajo, sobre todo las personas más vulnerables y en riesgo de exclusión social, por lo que siguen existiendo muchísimos trabajos precarios y escenarios de explotación laboral. Pero la evidencia es que una gran parte de la población está dispuesta a aceptar los riesgos de probar nuevos caminos: buscar un empleo con mejores condiciones, forzar a la empresa hasta que mejore la situación laboral, empezar a trabajar por su propia cuenta u optar por una jubilación anticipada.
Mejoras para los trabajadores
Los expertos coinciden en que La Gran Renuncia puede acabar suponiendo una mejora en las condiciones laborales para los trabajadores de los Estados Unidos. En algunos casos, incluso ya se están viendo los efectos positivos del fenómeno, como aumentos del salario en sectores con empleados de escasa formación y con la mensualidad media más baja. Durante la última mitad de año, los empresarios, para combatir la escasez de mano de obra, se han visto obligados a subir hasta un 20% las pagas en el ocio y la hostelería. Esto es algo que rompe con la tendencia de las últimas cinco décadas, en las que los sueldos iban cayendo ininterrumpidamente.
La desproporción de poder entre empresario y trabajador sigue existiendo, pero los segundos van cogiendo fuerzas y empoderándose progresivamente. Hay un gran volumen de vacantes y eso posibilita la capacidad para elegir; muchas personas acaban escogiendo un empleo que encaje más con sus valores, en el que les paguen más o les ofrezcan mejores horarios.
Los trabajadores están reconfigurando sus carreras, no ya solo en buscar unas mejores condiciones para la ocupación por cuenta ajena, sino también en otras formas de empleo; la “gig economy” (trabajar por proyectos) está proliferando cada vez más y el trabajo por cuenta propia se encuentra en un auge absoluto: el número de autónomos en Estados Unidos ha aumentado en 500.000 desde el inicio de la pandemia. Está por ver hasta donde llega el fenómeno de La Gran Dimisión, pero lo que parece claro es que por el momento va a seguir haciendo tambalear el mercado laboral de los estadounidenses.
Por: Sergio López – Marketing digital
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