¿Por qué tu empresa está perdiendo la guerra por el talento?

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Guerra de talento

La gran renuncia, la pandemia y el cambio generacional: el cóctel perfecto para desatar la guerra por el talento

La guerra por el talento o The War for Talent es un término acuñado por Steven Hankin, de McKinsey & Company, en 1997. Este concepto hace referencia a la creciente competitividad para contratar y retener a empleados que poseen un talento diferencial. Para el éxito de las organizaciones es importante contar con personas de este tipo, que marquen la diferencia. 

Esta batalla se da sobre todo en los Estados Unidos y Europa. Lleva intensificándose las últimas dos décadas debido a los cambios demográficos que se están dando en estas zonas del mundo. Cada vez hay menos trabajadores disponibles debido a que la generación del Baby Boom poco a poco va jubilándose y las siguientes generaciones constan de una población más escasa. Esto lleva a una combinación de aumento de la demanda de puestos de alta cualificación con la disminución de profesionales (oferta) capaces de asumir los roles en cuestión. Es decir, una combinación ideal para una guerra por el talento.  

Además, hay que añadir otra variante a lo anteriormente dicho, el fenómeno conocido como La Gran Renuncia. Si lo tenemos todo en cuenta, es lógico que esta disputa esté más vigente que nunca. Podéis conocer más sobre este asunto en el siguiente artículo de Ethikos: The Great Resignation, la gran renuncia de los trabajadores en Estados Unidos. 

Originalmente esta disputa para conseguir profesionales estaba focalizada en las habilidades de liderazgo, pero actualmente este terreno de “combate” se ha expandido, adquiriendo gran importancia las competencias relacionadas con las innovaciones tecnológicas. Según ManPower, el 70% de las empresas en USA en 2021 consideraban que sufrían de escasez de talento.  

¿Cómo hemos llegado a esta situación? 

Hay diversas causas para esta guerra por el talento, no en vano, lleva produciéndose ya dos décadas, pero el incremento tan intenso se debe a la actual revolución tecnológica. 

Esta alteración ha afectado profundamente al contexto económico, según este estudio de Boston Consulting Group, el talento ya es el factor productivo más importante, superando al capital. Para que nos hagamos una idea, el año pasado empresas como Amazon, Facebook o Google tenían más de un 80% de sus activos como intangibles. O lo que es lo mismo: sus mayores activos son sus propios equipos y su talento.  

Otra de las variables más importantes para entender este fenómeno es la rotación laboral. Con el increíble aumento de esta se han transformado las relaciones laborales, Los trabajadores están reconfigurando sus carreras, no ya solo en buscar unas mejores condiciones para la ocupación por cuenta ajena, sino también en otras formas de empleo; la “gig economy” (trabajar por proyectos) está proliferando cada vez más y el trabajo por cuenta propia se encuentra en un auge absoluto. Por ejemplo, el número de autónomos en Estados Unidos ha aumentado en 500.000 desde el inicio de la pandemia.   

Por si fuera poco, cada vez es más evidente la mejora que supone para una empresa tener a un empleado que marque la diferencia con sus habilidades superiores a la media. Según indica este informe de McKinsey, un trabajador con un alto grado de talento puede llegar a ser cuatro veces más productivo que un empleado “común”, además, cuando la tarea que tienen que afrontar es especialmente complicada, esa diferencia aumenta hasta a ocho veces. 

Como añadido a lo anteriormente dicho, la globalización se ha visto acelerada increíblemente debido a las innovaciones tecnológicas, ya no hace falta estar viviendo en un país en concreto para trabajar para la empresa puntera de la zona. Esto ha sido la gota que colma el vaso para este menester. 

Un reto enorme para España 

En el caso español el abanico de posibilidades es muy amplio. España es un país que posee ciertas ventajas competitivas que le pueden dejar en muy buena posición en un futuro, pero en la actualidad aún se está muy lejos de sacarle partido a esos factores diferenciadores. 

Posiblemente uno de los mayores retos para el país en las décadas venideras es la atracción y retención de talento diferencial. En base a lo anteriormente dicho en este artículo, queda claro que los países que sean capaces de atraer a estas personas conseguirán grandes ventajas, sobre todo en el área digital, como indica McKinsey en este estudio. Los profesionales talentosos generan riqueza allá adonde van. 

Convertir a España en un faro para la atracción de talento es posible, pero el camino por recorrer es largo. Como puntos a favor de que esto acabe sucediendo en un futuro está la calidad y estilo de vida, algo que para un nativo puede darse por sentado pero que las personas extranjeras valoran muchísimo. Por otro lado, en España cada vez va a más la importancia de la industria tecnológica, un punto clave de futuro, empresas como Google o Amazon, así como diversos grupos de inversores estadounidenses, ya están creando polos de desarrollo en materias STEM. El crecimiento sobre todo se da en Barcelona y Madrid, pero ciudades como Valencia, Bilbao o Málaga también están empezando a coger fuerza en el campo en cuestión. 

En este estudio sobre el futuro del trabajo en Europa, realizado por la consultoría McKinsey, podemos comprobar en profundidad lo anteriormente dicho. 

Portugal y España van de la mano en cuanto a crecimiento de profesionales en el mundo de la programación informática, los países de la Península Ibérica están viendo cómo se desarrollan a gran velocidad los ecosistemas tecnológicos locales. Según indica el prestigioso estudio State of European Tech, este es un síntoma muy positivo de cara a la futura capacidad que tendrán estos países para la retención de talento de alto nivel. 

Las trabas para la iniciativa empresarial 

Por otro lado, España también tiene puntos muy negativos a tener en cuenta en este aspecto, y es que es muy difícil crear una compañía y hacerla operativa debido a la alta complejidad administrativa y las trabas burocráticas existentes. Por si fuera poco, las inversiones extranjeras frecuentemente se ven frenadas por las barreras legales que el estado tiene establecidas. 

Además, la revolución tecnológica está intrínsecamente relacionada con la investigación básica, materia en la que España suspende con creces. Tenemos un grave problema de inversión y será difícil que esto cambie a corto plazo porque parece que a los gobernantes les es absolutamente indiferente. 

Para ahondar aún más en la importancia que tendrá la revolución tecnológica, os dejamos dos significativos estudios al respecto. En este artículo, la Universidad de Harvard aconseja cómo atraer talento en el campo de la tecnología, y deja claro que es y seguirá siendo uno de los más demandados. Por su parte, la consultoría Bain también ha hecho hincapié en la relevancia de la guerra por las habilidades tecnológicas; Tech Talent War. Este campo será vital para el futuro de la economía española. 

Entrenar a tus propios empleados, la clave para ganar la guerra por el talento 

La clave para ganar la guerra por el talento estará, en gran medida, en el training, es decir, en el desarrollo interno. Es una postura que cada vez está más extendida, como indican este análisis de Forbes o este artículo de Harvard. 

La escasez en cuanto a personal altamente cualificado que actualmente se sufre en la industria tecnológica, sanidad o diversos sectores estratégicos no se puede resolver simplemente “contratando a más gente”. Las empresas tienen que ir más allá. La solución más efectiva será enfocarse en los recursos internos que tienen dentro de sus propias plantillas.  

Eso no significa renunciar a la búsqueda de talento externo, pero sí a cambiar el plan general y darse cuenta de que en los propios equipos de trabajo de la empresa también hay mucho talento por explotar, personas que no han podido desarrollar sus capacidades del todo y que tienen muchísimo que aportar. Actualmente sigue habiendo una ceguera colectiva en este aspecto, pero ya se está empezando a notar el cambio de mentalidad, al menos las investigaciones siempre van en esa misma línea: entrenar y desarrollar a los empleados es la manera óptima de disponer de talento efectivo 

Esa mentalidad de “compra” tiene que cambiar por otra distinta: la de construir. Es más lenta, pero también más eficaz y genera unos cimientos mucho más duraderos. No gastar millones para adquirir talento externo, sino invertir en el que ya existe dentro. 

Este aprendizaje tiene que ir de la mano de habilidades como la comunicación, la colaboración, la creatividad y el pensamiento crítico. Para gran parte del mundo académico, las “habilidades del siglo 21”. Por supuesto que esto no implica olvidar el estudio de cualidades más técnicas, pertinentes al puesto de trabajo en cuestión. Pero es importante remarcar que las competencias comunicativas e introspectivas serán vitales en la nueva era del trabajo.  

El futuro de la guerra por el talento 

Posiblemente en última instancia muchas personas acabarán preguntándose si este fenómeno tendrá un fin. Parece que no. Lo cierto es que la guerra por los profesionales talentosos irá a más, cada vez será más cruda, o al menos eso es lo que dan a entender los indicadores actuales. Incluso, podríamos decir que la disputa por las habilidades diferenciales será la nueva normalidad. 

Dicho esto, nos gustaría preguntaros lo siguiente: ¿creéis que la guerra por el talento acabará mejorando las condiciones laborales de los trabajadores? ¿Qué países creéis que sacarán más partido del nuevo paradigma? 

 

Por: Sergio López – Digital Content

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